Buenas! Aquí llego con el segundo día en Cantón (sábado).
Esa mañana nos levantamos temprano por que teníamos intención de acercarnos a una ciudad llamada Qingyuan, muy conocida según varias guías de viaje como Lonely Planet y otros blogs en Internet por dos maravillosos templos en la montaña llamados Feilai y Feixia.
Antes de partir, la recepcionista nos pidió que nos acercáramos al mostrador para pagar la estancia. Luchando con el inglés como podían e intentando hacernos entender conseguimos pagar la estancia sin problemas.
Comenzamos la aventura tomando el metro durante más o menos una hora ya que nos dirigíamos a la estación del sur de Cantón (Guangzhounan Railway Station). Una vez allí, de nuevo caos para encontrar la taquilla, sacar los tickets, enterarnos del horario del tren de vuelta y encontrar la "puerta de embarque" al tren. Gracias a dios, pero no gracias al inglés, entre señas, gestos y gente encantadora conseguimos comprar nuestro billete, montarnos en el tren y llegar a la ciudad en unos veinte minutos. Llegamos a la ciudad y nuevo caos para intentar comprarnos ya el billete de vuelta para no quedarnos tiradas en una ciudad desconocida en la que, a excepción de los templos, no había más que ver según habíamos investigado. Por suerte dimos con dos señores que nos ayudaron muchísimo e hicieron de intérpretes
y guías al mismo tiempo. Gracias a ellos y a las señoritas de la ventanilla de compra de tickets, conseguimos el ticket de vuelta, un papel con los horarios de vuelta (ya que al elegir el último tren podíamos cambiarlo por cualquiera de los anteriores si llegábamos antes de la visita a los templos) y un bolígrafo que nos regaló uno de esos señores en caso de que tuviéramos que escribir o dibujar algo. Hago una pausa para recomendar esto. Seguramente todo el mundo lo sabe o intuye, yo nunca me planteé el poder del bolígrafo y el papel en una situación en la que nadie te entiende en un país extranjero. Sinceramente, a partir de ahora llevaré papel y bolígrafo a donde vaya. Lección aprendida.
Nos dirigimos a coger un bus ya que la estación de trenes a la que llegamos estaba a las afueras de la ciudad. Una vez en el bus, tras un período de unos cuarenta minutos más o menos (o eso o el viaje se hizo muy largo, desde la periferia hasta el "centro" de la ciudad) notando las miradas de toda la gente del autobús como diciendo "¿Qué se os ha perdido aquí?", llegamos por fin al centro.
Una vez allí, sin gps ni mapa, lo principal era encontrar el río. Según las guías y blogs que habíamos leído debías dirigirte a la zona de río donde puedes encontrar embarcaciones que te llevan a los sitios exactos donde se encuentran los dos templos que he mencionado anteriormente. Con no demasiada dificultad, al fin llegamos al río, pero ... ¡sorpresa! Ni una sola embarcación que no pareciera un buque de pesca y pescadores mayores que no tenían ni idea de inglés. Los barcos ni siquiera estaban a nuestro nivel, estábamos en una especie de muelle en un lado del río. Vislumbramos a lo lejos lo que pensábamos sería el puerto desde el que salen los barcos hacia los templos, pero no sabíamos como llegar hasta allí. Montamos en un taxi para preguntar si nos podía llevar al otro lado del río pero al no entendernos tuvimos que bajarnos. Tras preguntar, dibujar y volver a preguntar, un grupo de mujeres pareció entender lo que buscábamos y llamaron a un taxi, le dieron las indicaciones en chino y ahí comenzó la aventura. ¿Por qué aventura? ya veréis...
Resulta que el taxista cruzó el río y siguió avanzando hacia la montaña. Creímos que iba a llevarnos directamente a los templos por los caminos que estaba cogiendo. Al ver cada vez más y más autobuses turísticos pensamos "este es el sitio, menos mal". Llegamos a un terraplén lleno de autobuses y preguntamos a una guía turística que poco entendía de inglés (el colmo ya). Nos dijo como pudo que era el sitio que buscábamos pero que todo el mundo iba con compañías y buses privados, que no era un sitio al que normalmente se pudiera llegar sola. El taxista nos urgió a pagarle, sin ni siquiera darnos tiempo a cerciorarnos de si estábamos en el sitio correcto y se largó. Comenzamos a seguir a la gente y nos topamos con otro guía. Tampoco entendía inglés y no se explicaba como íbamos solas, que todo el mundo iba con guías y buses privados. Al entender o mejor dicho no entender lo que estábamos buscando, de repente nos iluminaron. Estábamos en un pueblo pesquero conocido por la gastronomía al que van muchas personas a pasar el día para luego ir a otras zonas de los alrededores de Qingyuan para hacer otras actividades como piragüismo. El taxista no sólo nos había dejado en el sitio que no era, cobrado de más y se había largado sino que también nos había dejado totalmente incomunicadas de la ciudad, ya que al sitio en el que estábamos no llegaba ningún vehículo público o taxi. Desesperadas comenzamos a pedir ayuda a la gente de los autobuses pidiendo alguien que hablara inglés, que nos explicara que podíamos hacer o si podían ayudarnos. Afortunadamente pude distinguir los caracteres de Guangzhou en un par de autobuses y descubrí que ambos iban hacia la ciudad. Gracias a una chica majísima que nos hizo de intérprete con el conductor del autobús (quien en un principio incluso se negó a contestarme pidiéndome que me bajara del autobús), pudimos montar en uno de los autobuses que nos dejaría en una zona donde podríamos coger otro taxi a la estación, por que claramente ya no teníamos ganas de seguir investigando donde
estaban los templos puesto que nadie sabía ni siquiera de su existencia. A pesar de ir sentada al lado de una ventana rota pegada con cinta adhesiva en un autobús lleno de gente (sobre todo hombres que no paraban de mirarnos y decirnos "bonitas") llegamos cerca de un McDonald's y nos despedimos de nuestra salvadora. Antes de irnos nos dio un papel con el nombre de la estación escrito en chino para que pudiéramos enseñarlo por ahí y así que entendieran a donde nos dirigíamos (de nuevo the power of the paper and the pen xD). Comimos en el McDonald's e intentamos buscar un taxi, pero además de caros los taxis en Qingyuan son motos en las que pueden montarse hasta tres personas sin casco, con lo cual no nos arriesgamos. Preguntamos a otra chica majísima en el Mcdonald's y nos indicó el bus que teníamos que coger para volver a coger el bus de vuelta a la estación de tren y largarnos de allí cuanto antes, hartas de deambular pero contentas por toda la ayuda que recibimos de todo el mundo. Llegamos sin problemas a la estación y aunque tristes por no haber podido ver los templos nos mentalizamos a aprovechar el resto de la tarde viendo Cantón.
Llegamos a Cantón (por fin) y decidimos acercarnos a un parque cercano a la estación de trenes de Guangzhou (Guangzhou Railway Station de nuevo, hay cuatro estaciones en la ciudad así que cuidado con eso si pretendéis visitar Cantón alguna vez) llamado Yuexiu Park. Era ya de noche así que, aunque dimos un paseo por allí decidimos que era mejor verlo a plena luz del día y nos dirigimos a la isla de Shamian, de nuevo con ayuda de una señora super amable que nos indicó el bus que debíamos coger y donde pararnos, aunque se mostraba bastante sorprendida por nuestro interés en Cantón cuando a ella le parecía una ciudad bastante corriente y sin nada especial.
Llegadas a Shamian, una antigua isla conectada a la ciudad por medio de dos puentes y muy
importante por haber sido colonia británica y francesa y punto estratégico durante la Primera y Segunda Guerra del Opio. Derivada de esa influencia europea, la isla se caracteriza por sus edificios de estilo colonial europeo, bastante diferente del resto de la ciudad. Es también la zona más cosmopolita donde se pueden encontrar desde terrazas y restaurantes de lujo a parques y zonas iluminadas con neones. El paseo por esa zona fue bastante distraído. Había mucha gente e incluso dimos con un grupo de personas practicando boxeo callejero.
Tras este paseo, decidimos seguir la rivera del río y ver los puentes iluminados con luces de neón. Anduvimos bastante pero mereció la pena. El aire fresco y la brisa eran agradables y los puentes por la noche espectaculares. Incluso llegamos a ver un barco con forma de dragón surcando el río de las perlas. Muy bonito la verdad.
Cansadas ya de tanto ajetreo, decidimos volver pronto a nuestra área, cenar algo e irnos a dormir temprano para ver todo lo que nos restaba (es decir casi todo lo importante) al día siguiente antes de que tuviera que volver a Hong Kong.
¿Recordáis que pagamos al principio del día? Pues no, resulta que el chico cometió un error, aún no entiendo cómo y tuvo que cancelar el pago, dejándome totalmente sorprendida y sin saber si esa iba a ser la tercera vez que pagara ya en el mismo día. Si alguna vez vais a Guangzhou mejor pagar en metálico aunque sea más jaleo, así por lo menos en contar el dinero no se pierden por que lo que es en tema transacciones (y más en un hotel) no tenían ni idea ni siquiera de como explicarme el proceso que habían hecho mal dejando al cliente desarmado y aguantando risas de los recepcionistas (imagino riendo por vergüenza o timidez, ya que el que o la que no quería hablarnos mandaba a otro para que lo hiciera por vergüenza... increíble). Toda una hazaña conseguir pagar en ese hotel. Si me preguntáis que si lo recomiendo os diría que sí por que la localización es buena y la habitación estaba genial, pero el personal deja mucho que desear. No me gusta que cuando estoy preguntando algo sobre una transacción económica hecha con una tarjeta de crédito se rían en mis narices por ineptitud.
En fin, tras eso a dormir la mona de nuevo en mi camita. ¡Qué alegría de colchón! ¡Cómo lo echo de menos! xD
(Continuará: Guangzhou III - visitas importantes)
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